Wukro, día 2, ajetreado y productivo
Diana a las 7:00. Aquí, en la Misión de Saint Mary, se desayuna a las…
Diana a las 7:00. Aquí, en la Misión de Saint Mary, se desayuna a las 7:15, la comida es a las 12:30 y cenamos a las 19:00. Después del desayuno nos hemos ido a correr con Silvia, una catalana a la que conocimos ayer y que hace maratones. Nos han indicado como llegar al lago y hemos tirado hacia allí por camino de tierra y piedras. Al llegar al lago no había agua, por lo que hemos cruzado por el medio y hemos seguido dirección a un pueblo que hemos visto a lo lejos. Hemos decidido jugar a Dora la exploradora.
El pueblo tiene su encanto, es como un laberinto lleno de casas de piedra, tierra y paja. Cuando hemos llegado apenas había un par de niños jugando con piedras en la calle, pero en cuestión de 5min nos hemos visto rodeadas de 20-30 de ellos mirándonos de arriba abajo sorprendidos. Hemos subido andando a la iglesia que está en lo mas alto del pueblo, desde donde hemos disfrutado de unas buenas vistas.
Al bajar, los niños nos han visto un poco perdidas así que han ido indicándonos el camino hasta la salida del pueblo. Y en cuanto hemos empezado a correr, se nos han unido. No sabemos muy bien por qué pero les ha hecho mucha gracia. Nos hemos quedado impresionadas con una niña de unos 6 años que iba corriendo descalza por todo el tramo de piedras. Nosotras con zapatillas de correr y con un cuidado de la leche para no doblarnos los tobillos y ella como si nada.
Todo el camino de vuelta hemos corrido acompañadas, porque en cuanto dejaban de seguirnos unos se nos juntaban otros, así que hemos llegado a la misión las 5 marías y 20 niños etíopes. Lo que nos ha quedado claro es que solas no vamos a entrenar nunca, y es muy divertido correr con ellos.
Nada mas llegar Ángel se iba a supervisar uno de los proyectos de infraestructura que llevan cabo en la zona y nos hemos unido a él. 11km de acequias de barro poco eficaces en la canalización de agua, que ahora se han cementado y la diferencia en los cultivos es notable. A la vuelta hemos parado en el vertedero, donde están intentando aprovechar los residuos orgánicos para hacer compost y utilizarlo como abono.
A la tarde hemos tenido nuestra primera toma de contacto con las futbolistas de Wukro. Como os podéis imaginar, el campo de fútbol no tiene nada que ver con lo que estamos acostumbrados en Euskadi. La
mayor parte del “rectángulo” es de arena arcillosa con trozos de campa, muy irregular y delimitado por una hilera de árboles y un muro, con una pequeña roca señalizando el centro del campo. Habíamos quedado con dos jugadoras que trabajan haciendo pan en la misión, y al final nos hemos juntado unas 20.
Terminamos el día con la sensación de que solo con lo vivido en estos dos días ya merece la pena haber hecho este viaje. Y lo que queda…