Capítulo V: cracks en verano
La celebración del Trofeo Villa de Bilbao fue la excusa perfecta para ver a estrellas…
La celebración del Trofeo Villa de Bilbao fue la excusa perfecta para ver a estrellas en San Mamés.
El mejor Anderlecht jamás visto, el de las dos Recopas, acudió a La Catedral para tomar parte en el IV Trofeo Villa de Bilbao (1977) aunque no coincidió con el Athletic. Sobresalían otros dos ‘tulipanes’ de las finales de 1974 y 1978 ante Alemania y Argentina, respectivamente: el medio Arie Haan, especialista en marcar desde largas distancias, y el mejor jugador de la historia del club, Robbie Rensenbrink, un reputado goleador a quien se le llegó a comparar por su estilo con Cruyff (salvando las distancias), y que le faltó subir un peldaño para ser un ‘crack’ de primera fila. Se quedó un par de veces a las puertas del Balón de Oro y, lo más doloroso para él, estrelló un balón en el palo a escasos segundos de acabar la final del Mundial de Argentina, que en caso de haber entrado, habría sido campeón del mundo y el máximo goleador del torneo. El capitán Rudi Krol le metió el pase en esa jugada, un líbero que jugó en La Catedral con el Ajax en la UEFA 1978/79 en el partido del ‘gol fantasma’ del rojiblanco Vidal. Medio año antes, Euskadi se enfrentó en San Mamés a la antigua URSS con la presencia del Balón de Oro de 1975, el delantero ucraniano Oleg Blokhin, doble ganador de la Recopa con el Dinamo de Kiev. En realidad, se hizo costumbre ver en La Catedral a jugadores distinguidos. De todos los galardonados con el Balón de Oro desde 1969 hasta 1990, solo Rummenigge, Rossi, Belanov, Gullit y Van Basten no pisaron nuestro campo.
En agosto de ese mismo año, se organizó el V Trofeo Villa de Bilbao, que fue a parar a las vitrinas del flamante campeón de la UEFA, el PSV Eindhoven, que sacó al terreno de juego a seis jugadores que acababan de perder la final mundialista en Buenos Aires. Ernie Brandts, Harry Lubse, Jan Poortvliet, Adrie Van Kraay y los gemelos Willy y René van der Kerkhof volvieron a verse las caras en Bilbao con sus verdugos Ubaldo Fillol, Daniel Pasarella, Óscar Ortiz, Norberto Alonso y Leopoldo Luque, del River Plate. Fue la única vez (dos partidos del torneo) que se pudo ver a Fillol en San Mamés porque, a pesar de militar una campaña en el Atlético de Madrid con 35 años, no llegó a pisar el ‘verde’ bilbaino. Desde el Torneo Clausura 2008 (la segunda Liga a una vuelta de Argentina), su nombre se asocia al premio que se concede al portero menos goleado en su país. En cualquier caso, la figura indiscutible del equipo ‘millonario’ que rindió visita no fue otro que Passarella, ‘El Gran Capitán’ que alzó el trofeo de oro del Mundial en medio del júbilo de sus compatriotas. También fue llamado para la cita mundialista de 1986, pero una infección intestinal primero y un desgarro después, le privaron de jugar con su selección, a la postre campeona del mundo. A finales de los setenta, el equipo de moda era el Nottingham Forest. Nada más subir a Primera, dio la sorpresa al hacerse con el título de Liga y después dominó el Viejo Continente en su estreno europeo con dos títulos consecutivos. Este equipo de una sola Liga y dos Copas de Europa (1979 y1980), entrenado por el ya fallecido Brian Clough, venció en la final del VI Trofeo Villa de Bilbao por 2-1 al Dinamo de Bucarest, con dos goles de John Robertson. Sin embargo, el ilustre de los ‘Forest’ era Peter Shilton, que sigue ostentando el récord de internacionalidades con la selección inglesa (125 partidos entre 1970 y 1990). Al portero se le ha visto seis veces en San Mamés (dos con el Nottingham, tres con Inglaterra y uno con el Southampton).
Lothar Matthäus, Balón de Oro en el año que se coronó campeón del mundo (1990), es otro de los indiscutibles número 1 que puede presumir de haber jugado en La Catedral. Lo hizo por partida doble en el VII Trofeo Villa de Bilbao con el Borussia M’Gladbach, aunque no contra los leones. Sigue siendo quien más partidos ha jugado con la selección de Alemania, con el que disputó cinco Copas del Mundo. Ostenta, además, el récord de participaciones mundialistas (25 partidos).
El Athletic Club fue apeado del torneo por el Bohemians de Praga, en el que destacaban Anton Ondrus, el capitán checo que levantó el trofeo de la Euro’76, y el artífice del aquel éxito, Antonin Panenka, quien inmortalizó su famoso lanzamiento desde los once metros picando el balón para que entrara mansamente en la portería de Sepp Maier, lo que supuso el triunfo checo.