Medio siglo y gratitud eterna

Medio siglo y gratitud eterna

El Athletic Club ha homenajeado a los campeones de Copa de 1973

El 29 de junio de hace medio siglo, los leones se hicieron con su vigesimotercer título de Copa al superar al Club Deportivo Castellón por dos a cero en el antiguo Vicente Calderón de Madrid. Un triunfo que fue celebrado con efusividad en el césped, las gradas, el vestuario y ante miles de personas que recibieron al equipo en Bilbao. Ahora, 50 años después, el Athletic Club ha querido homenajear a aquellos campeones, mostrando un especial recuerdo para los siete componentes de aquella plantilla que, por desgracia, ya fallecidos. 

El acto, celebrado en la Sala Norte de La Catedral, ha contado también con la presencia de Manolo Clarés, exfutbolista del Castellón que participó en la citada final, y José María Arquimbau, reconocido periodista de Castelló, miembro de la comisión del Centenario y emblema del conjunto castellonense. Asimismo, Vicente Del Bosque, antiguo jugador del cuadro albinegro, y el directivo del CD Castellón Simon Taylor también han enviado sendos mensajes de agradecimiento al Athletic Club por la iniciativa que permite recordar la inolvidable final de Copa de 1973.

Durante la iniciativa, la entidad ha mostrado su «gratitud eterna» a los integrantes del equipo campeón por el triunfo cosechado cinco décadas atrás en una cita en la que han estado presentes Ángel María Villar, Daniel Astrain, Carlos Ruiz, Javier Clemente, Jose Mari Igartua, Jose Miguel Aizpuru, Juan Carlos Vidal, Miguel Navarro, Rafa Viteri, Txema Lasa y Víctor Marro. Junto a ellos, también han acudido familiares de Félix Zubiaga, Fidel Uriarte, Jose Angel Iribar, Natxo Biritxinaga y de los hermanos Rojo. A todos ellos, el Athletic Club les ha entregado una camiseta serigrafiada, del modelo «Txapeldunak», conmemorativa de aquella final. Un pequeño obsequio que la entidad hará llegar también a los exfutbolistas o familiares de aquellos que, por distintos motivos, no han podido acudir. Todos ellos han mostrado su agradecimiento al Club por el acto de tributo a un equipo de época que abrió la puerta de la modernidad. 

Uno de los momentos más emotivos del homenaje lo han protagonizado Ángel Villar y Manolo Clarés, protagonistas de aquella final de 1973, quienes en nombre de sus compañeros en el Athletic y en el Castellón, respectivamente, han recordado la gran cita en el Vicente Calderón. 

A las órdenes del técnico yugoslavo Milorad Pavic

El grupo compuesto por Jose Angel Iribar, Iñaki Sáez, Felix Zubiaga, Agustín Guisasola, Daniel Astrain, Ángel María Villar, Txetxu Rojo, José Ángel Rojo II, Txema Lasa, Fidel Uriarte, Antón Arieta, Víctor Marro, Txutxi Aranguren, José Ramón Martínez Larrauri, Joseba Betzuen, Jose Mari Igartua, Rafa Viteri, Carlos Ruiz, Josu Ortuondo, Jose Mari Zuluaga, Juan Carlos Vidal, Javier Clemente, José Antonio Beitia, Ricardo Ibáñez, José Miguel Aizpuru, Nico Estéfano y Miguel Navarro completó un noveno puesto en LaLiga para, posteriormente, brindar la alegría copera a la afición.

En la competición del KO, en octavos, el Real Oviedo fue el primer rival de los leones. Superada la eliminatoria ante el conjunto asturiano, el Athletic hizo frente al Sevilla, solventando la vuelta en San Mamés con un contundente cinco a dos. En semifinales, ante el CD Málaga, el equipo dirigido por Pavic ganó por dos a uno en San Mamés y, la noche de San Juan, consiguió el billete para la gran final gracias a un postrero tanto del andoaindarra Txema Lasa en La Rosaleda.

La final, en el Vicente Calderón

El 29 de junio, en medio de una enorme expectación, miles de hinchas rojiblancos se desplazaron hasta Madrid. Pese a que el encuentro fue televisado en directo, se batió el récord de recaudación en una final de Copa con 17 millones de pesetas de la época y las entradas se agotaron rápidamente. El deseo de victoria era notorio en el entorno rojiblanco, festejando de manera efusiva la victoria ante un CD Castellón que contaba en sus filas con futbolistas del nivel de Clares, Del Bosque o Planelles. Pavic, acompañado por los exleones Gonzalo Beitia y Venancio en la dirección técnica, realizó un planteamiento ofensivo y el Athletic fue superior. 

Los leones formaron con Iribar, Sáez, Zubiaga, Guisasola, Larrauri, Villar, Rojo II, Lasa, Txetxu Rojo, Uriarte y Arieta de inicio, mientras que Aranguren y Carlos saltaron al campo en la segunda mitad. Anton Arieta abrió el marcador al filo de la media hora, mientras que Zubiaga sentenció la final en el minuto 54. A la conclusión del encuentro, la euforia se desató tanto en el césped, con los campeones siendo llevados a hombros por los seguidores, como en el vestuario donde se brindó con el trofeo.

Lo mejor estaba por llegar, ya que el equipo regresó en tren, haciendo escala en Miranda de Ebro. Una vez en Durango, los campeones se montaron en un camión para recorrer buena parte de los municipios de Bizkaia, pasando por Amorebieta-Etxano, Galdakao o Basauri antes de llegar a la capital. Recibidos por una multitud, cerca de 25.000 personas según las crónicas de la época, que Pavic comparó con la que se juntó para seguir el nombramiento del presidente de EEUU Dwight Eisenhower en 1953, los futbolistas rojiblancos festejaron el título desde el balcón consistorial.

El anhelo del cambio social

Una celebración que coincidió en espacio y tiempo con los estertores de la dictadura, por lo que las ansías de libertad se iban haciendo notar de forma evidente. También en la celebración de aquella Copa, ya que en los archivos del Club existen fotografías en las que se pueden ver ikurriñas, entonces prohibidas, entre la multitud. Una época de resurgimiento social y cultural, con la estandarización del euskara Batua, la creación de las primeras Ikastolas o el florecimiento de la literatura y la música en lengua vasca como ejemplos de ello, en el que el Athletic Club también logró recuperar su nombre oficial tras décadas de imposición con la denominación “Atlético de Bilbao”. La sociedad, al igual que los televisores de la época, ansiaba pasar del blanco y negro a una nueva etapa en color.

1973 fue un año muy especial por la entidad, que celebró su 75 aniversario. Una celebración marcada por el crecimiento, la modernización o el título copero cosechado por el Club. La reciente compra de terrenos y la puesta en marcha de las instalaciones de Lezama, inspiradas en el centro de entrenamiento francés de Vichy, supusieron un espaldarazo estructural para el Athletic, que además acababa de ampliar el aforo de San Mamés mediante la nueva Tribuna Este, incorporando un número considerable de socios. La creación de la revista oficial y la puesta en marcha del programa de mano para los partidos en La Catedral fueron otras de las novedades. 

El fútbol cambiaba a gran velocidad y prueba de ello es que las noticias de aquellos días de finales de junio de 1973 hablaban de la reapertura del mercado de futbolistas procedentes de fuera del Estado español en LaLiga. Las inminentes llegadas de Cruyff al FC Barcelona o de Keita al Valencia CF así lo atestiguaban, dando paso así a una larga lista y abriendo una nueva época en el campeonato. Al tiempo, el Athletic Club luchó de forma contundente contra el fenómeno de los oriundos, que provocó la llegada de numerosos futbolistas, fundamentalmente de América Latina, que aseguraban contar con raíces en diferentes lugares del Estado español, circunstancia que no se ajustaba a la realidad en muchos de los casos, pero que permitió a numerosos clubes alinear varios jugadores extranjeros superando la normativa vigente. Diferentes obstáculos de toda índole a los que también hizo frente la entidad. 

El título de Copa de 1973 fue la guinda deportiva para un nuevo tiempo en el Club. Una victoria que la entidad desea recordar tributando un más que merecido homenaje a los protagonistas de uno de los mayores éxitos de la historia moderna de la entidad y recordar a los campeones que ya no están entre nosotros como el caso de Aranguren, Arieta, Beitia, Estéfano, Txetxu Rojo, Uriarte y Zubiaga, además de Pavic, Venancio, Biritxinaga y Perdiguero entre los integrantes del cuerpo técnico.

Eskerrik asko txapeldunak!