Athletic Club

Reflexiones dos temporadas después

Reflexiones dos temporadas después

Ana Reka, vicepresidenta del equipo femenino del Athletic ClubEl 30 de marzo de 2003 se…

Ana Reka, vicepresidenta del equipo femenino del Athletic Club

El 30 de marzo de 2003 se produjo un hecho histórico en la centenaria historia del Athletic Club. Por primera vez, la catedral del fútbol, el santuario de la institución deportiva más importante y arraigada en nuestra sociedad, acogía en su seno un partido de fútbol jugado por mujeres. Era un hito que venía a ratificar una apuesta que el Club realizó al inicio del mandato de la presente Junta Directiva por empezar a recorrer una nueva andadura; el fútbol femenino. Esta apuesta no estuvo exenta de dudas y de valoraciones externas más o menos peyorativas. A otros niveles se generó cierta expectación y los comienzos de las chicas del Athletic fueron ilusionantes, ya que las espectadoras y espectadores se acercaban a Lezama. Poco a poco, partido a partido, se generó una afición rojiblanca fiel y, una vez más, el vínculo entre la gente y el equipo rojiblanco, esta vez de chicas, era un motor más, ejemplo de afición en toda la competición de la Superliga femenina.

Aquel 30 de marzo de 2003 las puertas de San Mamés se abrieron, al principio tímidamente, para reconocer el valor de un deporte, el fútbol, hecho por mujeres y desde un Club profesional y centenario que, siempre atento a la sociedad en la que se arraiga, acertó plenamente al impulsar desde sus colores la oportunidad que disfrutarán a partir de ahora las generaciones venideras de niñas; de soñar con llegar a jugar un día en el Athletic de su corazón.

Y se ganó aquel titulo de la Superliga, y ahora se ha ganado un segundo y el domingo 16 de mayo se abrieron de nuevo las puertas de San Mamés, esta vez para celebrar el título trofeo en mano, para hacer fiesta en la derrota. Quedó patente que el fútbol femenino cuando se llama Athletic Club tiene un alma y sentimiento compartido que es absolutamente único y especial.

Sin embargo, no podemos dejar de pensar que este camino no ha hecho sino empezar. La realidad de la máxima competición estatal de fútbol femenino, con su rimbombante nombre de Superliga, tiene poco que ver con esta afición entregada del Athletic, con sus instalaciones y medios, con el soporte técnico a todos los niveles del que disfrutan nuestras chicas. Los equipos que en ella compiten, en muchos casos tienen grandes dificultades para cuadrar unas cuentas mínimas, para tener unas instalaciones de mínima calidad, para disponer de medios humanos que trabajen el rendimiento óptimo de las jugadoras. Por eso, el irrefutable éxito del Athletic femenino tiene que invitar a una seria reflexión sobre hacia dónde queremos que llegue. Y es que los esfuerzos del Club para impulsar y desarrollar en clave positiva un proyecto serio, como hasta ahora se viene haciendo, pueden terminar chocando contra el muro de una competición que tiene poco que ver con la seriedad y el trabajo bien hecho al que hacía referencia. Y todo ello, desde el más profundo respeto y la mayor consideración hacia esos pequeños clubes que se han empeñado, tanto con su trabajo como con su esfuerzo, en que esta competición exista y con los que debemos de trabajar codo con codo para favorecer su mejora.

Ahora, conseguido el segundo titulo de las chicas del Athletic creemos que el momento de renovar el compromiso por trabajar a favor del fútbol femenino, tanto desde casa como hacia fuera. Tenemos grandes retos de futuro ante nosotros, pero para hacerlos frente hacen falta muchos esfuerzos y, sobre todo, mucha confianza y fe en el trabajo de nuestras mujeres en un deporte al que llaman rey. Hemos conseguido hasta ahora renovar el ánimo en nuestra afición y ello nos ha de obligar a gestionar con diligencia las claves en las que este proyecto va a moverse en el futuro. Por eso, y porque somos del Athletic, el Club centenario, el Club arraigado con su sociedad, la institución prestigiosa y del buen hacer, nuestra labor en el fútbol femenino está siendo todo un ejemplo que nos gustaría que cundiese. Seguiremos trabajando y, seguro seguiremos triunfando en esa línea.

No quiero dejar de hacer referencia en estas reflexiones en voz alta a ese presidente que tuvo la gran visión estratégica de avanzar en este proyecto. Javier Uria apenas tuvo oportunidad de disfrutar con aquel primer título de esa apuesta tan personal que fue el poner en marcha el primer Athletic femenino de la historia. Acertó de pleno, y su nombre siempre quedará vinculado a esa realidad, como a tantas otras que impulsó con su gran capacidad de trabajo y hombría de bien. Ahora que las chicas han revalidado el titulo de la temporada pasada y que él ya no está entre nosotros, su ánimo y su ilusión permanecen en aquellos que seguimos fieles a su proyecto, con ganas de trabajar y de apuntalar esa apuesta inicial que cada vez es más real y viva entre todos los que formamos esa gran familia del Athletic Club. El movimiento se demuestra andando y aún queda mucho por hacer, pero mientras tanto, disfrutemos de ese éxito renovado de nuestras chicas.