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De la necesidad, virtud

De la necesidad, virtud

Si el club, además, milita en la máxima categoría de una de las grandes cinco…

Si el club, además, milita en la máxima categoría de una de las grandes cinco ligas europeas y compite por los puestos europeos de la clasificación, el consiguiente reconocimiento adquiere mayor difusión. Cada vez que el Athletic Club ocupa el primer puesto en la lista de los equipos que más oportunidades conceden a los futbolistas de la propia cantera ―listas desarrolladas por centros de investigación internacionales como, por ejemplo, el CIES Football Observatory con sede en Suiza―, los elogiosos análisis suelen centrarse en el trabajo desarrollado en Lezama, así como en los medios técnicos y recursos humanos de sus instalaciones, sin reparar en que hay otro factor decisivo que conduce al Athletic a lo más alto de esas estadísticas relativas a clubes de cantera. La clave es la filosofía deportiva que obliga al equipo a nutrirse de futbolistas propios y que descarta la posibilidad de recurrir al mercado internacional. Para el Club el mejor remedio es hacer de la necesidad virtud porque ese es el destino que libremente ha elegido y que aún mantiene a pesar de ser un camino por el que ningún otro equipo de máximo nivel transita.

Desde que en la década de los 80 se conquistaran los últimos títulos de Liga, el temor a que la factoría rojiblanca sufriera un lento pero imparable declive ha sobrevolado Lezama como una mala nube que amenazara tormenta. Dos han sido los argumentos fundamentales que alimentaban ese temor. El primero tenía que ver tanto con la demografía como con los usos y costumbres de los nuevos tiempos. No en vano, el número de nacimientos había descendido notablemente y las nuevas generaciones, además de ser menos, disponían de más entretenimientos que el fútbol, con lo que se reducían notablemente las posibilidades de formar futbolistas de primera. El segundo argumento auguraba la decadencia de la filosofía debido a las consecuencias de la ley Bosman. Sobrevivir siquiera iba a ser todo un milagro.

Durante casi dos décadas los datos parecían dar la razón a quienes hicieron del temor un destino. El Bilbao Athletic descendió a Segunda B en 1996 y durante los siguientes tres lustros solo en un par de ocasiones rondó posiciones de ascenso. Hasta que en la temporada 2011/12, Ziganda se hizo con las riendas del equipo filial, en las cinco campañas previas, el Bilbao Athletic ocupó puestos por debajo de la mitad de la tabla: decimoquinto, decimoquinto, undécimo, decimoquinto y duodécimo. Y lo que parecía más preocupante: de todos los cachorros que habían militado en el Bilbao Athletic durante los cuatro años en los que Joaquín Caparrós dirigió al Athletic, solo cuatro (Iturraspe, Susaeta, Muniain y Ekiza), habían dado el salto definitivo consolidándose en el primer equipo. Otros dos, Iñigo Pérez y Jon Vélez, acabaron cedidos. La distancia entre el Bilbao Athletic y el Athletic crecía y se tornaba más grande y más difícil. Un último paso cada vez más exigente y restrictivo.

Sin embargo, en la recién finalizada temporada, la composición de la plantilla muestra que hasta doce de sus veintisiete futbolistas (Williams, Yeray, Kepa, Lekue, Núñez, Saborit, Sabin Merino, Vesga, Simón, Córdoba, Gil y Andoni López) han jugado en el Bilbao Athletic a las órdenes del mismo entrenador que los dirigía: Kuko Ziganda. Bajo su batuta, el filial quedó octavo, tercero (y eliminado a penaltis en la segunda eliminatoria por el ascenso), quinto, segundo (y ascenso a la Segunda A después de 19 años), último (único filial de la categoría de plata) y octavo. En la última campaña, ya con Gaizka Garitano de míster, el Bilbao Athletic ha vuelto a clasificarse para los playoffs de ascenso, quedando cuarto de su liga y siendo eliminado en las eliminatorias por el Villarreal B.

La demografía no ha aumentado en los últimos años ni a los niños ni a las niñas les han prohibido los videojuegos ni los smartphones, así que otros han debido ser los factores que han provocado este cambio de dinámica.

Durante estos últimos 7 años, al frente de la escuela del Athletic Club se halla José María Amorrortu. El porcentaje de jugadores que han pasado por Lezama y que completan la primera plantilla ha aumentado, año a año, del 58% en la temporada 2011/12, al 85% de la 2017/18, siendo la edad media de entrada en este periodo los 15,5 años. Todo ello con éxitos deportivos continuados que no se conocían desde la década de los 80, incluyendo 3 finales ―una europea― y el título de Supercopa conquistado al Barcelona. Han debutado 24 jugadores con el primer equipo de los que 14 continúan en Primera División.

La apuesta por el fútbol femenino también ha sido refrendada en los últimos años con la creación de un equipo infantil que refuerce la filosofía del Club y plasme una estructura de cantera cada vez más amplia y organizada. El proyecto tiene como objetivo que el Athletic femenino, al igual que el masculino, disponga de equipos en todas y cada una de las categorías desde alevines para que, en el futuro, un porcentaje cada vez mayor de las futbolistas del primer equipo proceda de la escuela de Lezama.

En definitiva, además de aspirar a competir al máximo nivel también en el fútbol femenino, la idea es construir un proyecto sólido fundamentado en el trabajo de cantera que sea otro reflejo más de nuestra filosofía, la del Athletic Club.