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Un modelo compatible con la esencia deportiva

Un modelo compatible con la esencia deportiva

El dinero es un factor decisivo que condiciona las plantillas de todos los clubes profesionales…

El dinero es un factor decisivo que condiciona las plantillas de todos los clubes profesionales de fútbol, incluido el Athletic club, cuyo presupuesto ha de tener en cuenta las exigencias económicas del fútbol de élite como cualquier otro equipo.

Sin embargo, a diferencia del resto de sus rivales, el Athletic se autoimpone una regla que condiciona aun más si cabe la elección de los futbolistas de sus equipos. La centenaria filosofía rojiblanca limita de una manera crucial el uso del capital disponible, hasta el punto de que el único club del mundo que, en el hipotético caso de que pudiera, renunciaría a fichar a Messi sería el Athletic. Y quien dice Messi dice una interminable lista de futbolistas que no atienden a la filosofía deportiva de los leones. Es la propia identidad centenaria del Athletic Club la que lo ha convertido con el paso del tiempo en el único equipo de elite cuya plantilla no está determinada en primer lugar por el dinero sino por un factor intangible como la filosofía.

Este límite objetivo que distingue al Athletic del resto en la vorágine del fútbol moderno implica, junto a las dificultades obvias, una serie de características positivas que incrementan el poder de atracción del Club. Lógicamente, que el Athletic no figure entre los equipos candidatos a lucirse en la Champions League lo excluye del mayor escaparate publicitario y mediático que existe, pero, de igual manera, su peculiar filosofía le abre la puerta de un escaparate distinto, genuino, y, lo que es más reseñable, algo más alejado de los riesgos y las paradojas a los que se enfrenta el fútbol. Dentro de ese atractivo creciente que ofrece el Athletic Club, el aspecto más novedoso y destacable quizá recaiga en su capacidad para representar un modelo que encaje con la naturaleza deportiva del fútbol.

El exorbitante precio de los últimos fichajes realizados por los clubes más poderosos indica que el dinero, el así llamado negocio del fútbol, amenaza con resquebrajar los principios fundamentales de toda competición deportiva. Mientras el poder de atracción del espectáculo vaya de la mano del aumento de las audiencias televisivas, no parece que la falta de igualdad entre los contrincantes altere el rumbo marcado por la industria, aunque también es cierto que las adhesiones al movimiento Against Modern Football (En Contra del Fútbol Moderno) crecen por toda Europa. La necesidad de equilibrar la industria con el deporte es un problema aún pendiente de solución. La NBA, por ejemplo, fomenta la equidad mediante el procedimiento del draft, gracias al cual las franquicias que ocuparon los peores puestos en la clasificación eligen en primer lugar a los baloncestistas de mayor proyección. En el fútbol, el Fair Play Financiero garantiza la solvencia de los clubes, pero ni ha frenado la espiral inflacionista del mercado ni ha reducido la brecha económica entre los equipos de una misma competición. El “6+5”, la medida impulsada por Platini para que en cada once alinearan al menos a 6 jugadores del país, fue desestimada y considerada ilegal por el Parlamento Europeo en el 2008. La prohibición de los fondos de inversión (también conocidos como Third Party Ownership, la propiedad de los derechos de los futbolistas por parte de terceros) en el año 2015 con el objetivo de preservar la independencia de los clubes y de los jugadores y garantizar la integridad de los partidos y de las competiciones, ha quedado en entredicho tanto por los propios derroteros del fútbol como por las últimas demandas judiciales (la más importante de ellas, la presentada por Dupont, el abogado del caso Bosman, en nombre del club belga Seraing y Doyen Sports contra la FIFA y la UEFA, y cuya sentencia se espera próximamente).

Ante este panorama es cuando, en la medida que su mercado es limitado, el modelo Athletic surge como un freno estructural a la excesiva injerencia del dinero y se reivindica como una apuesta compatible con la esencia deportiva del juego. En cifras redondas, el mercado global del fútbol abarca a más de doscientos millones de futbolistas, de los cuales menos del 0’1% son nacidos o formados en Euskal Herria.

El Athletic Club realiza fichajes y ejecuta cláusulas, si así lo precisa, como cualquier otra entidad, pero su peculiar filosofía regula esa tendencia globalizada en base a uno de los principios fundamentales del deporte: no vale ganar de cualquier manera; tan importante como la victoria es el cómo se logra esa victoria. La propia forma de ser es la que establece unos límites al mercado, y esos mismos límites son los que propician un modelo de club compatible con el sentido de cualquier competición deportiva, que no es otro que la equidad entre los participantes.

La afición mundial transita por la gran vía del fútbol y se siente deslumbrada por el reluciente escaparate de los clubes más ricos y laureados, pero la sensación de que no es oro todo lo que reluce y de que la industria y el espectáculo están menoscabando el deporte planean en el aire sin que nadie sepa si se trata de una amenaza real o de un insignificante ataque de nostalgia por un fútbol de otro siglo.

Sea como fuere, al otro lado de esa misma calle, en un escaparate diferente, tan moderno como el que más, pero iluminado de manera artesanal, el Athletic Club mantiene vigente su identidad esencialmente compatible con la naturaleza deportiva del fútbol.