Athletic Club - Sevilla FC

El Athletic Club ha conseguido una clara victoria ante el Sevilla (2-0) para finalizar la primera vuelta de la Liga y ha dado el paso preciso en el momento oportuno. Yeste en la primera parte y Susaeta en la segunda han marcado los goles rojiblancos. El lado negativo han sido las lesiones sufridas por Iraizoz y Orbaiz.

Más vale tarde que nunca y un triunfo que dejara buen sabor de boca ha llegado en la última jornada de la primera vuelta. Un duelo en el que todos los protagonistas, salvo los visitantes por razones obvias, han dado su mejor versión. El equipo ha unido a la solidez mostrada en otros partidos un gran sentido práctico y el ansiado gol. El público ha dejado los calentones a un lado y ha apoyado a todos los jugadores, sin fisuras y sin excepción alguna. El árbitro, del que tantas veces hemos deseado no tener que hablar, ha realizado un buen trabajo, pero no porque el equipo haya ganado, no porque haya expulsado con roja directa a Escudé, no porque haya podido sancionar algún penalti en el área andaluza, sino porque no ha sido protagonista y porque, quizá la razón más importante, porque ha utilizado el mismo criterio para aplicar a las acciones cometidas por ambos conjuntos, un bien muy preciado por estas fechas.

El entrenador del Sevilla ha buscado la explicación del desenlace del partido en la expulsión de Escudé en el 54, pero si exceptuamos los minutos que van del 15 al 25 del primer tiempo el Athletic Club ha sido superior en juego y ocasiones.

Para empezar nuestro conjunto ha impuesto un ritmo alto al partido y lo ha sazonado con una fuerte presión arriba que impedía que el balón circulara con solvencia desde el centro del campo rival. La misma presión se acentuaba en la banda derecha del Sevilla, con el fin de cortocircuitar la pareja Alves-Navas. El balón rondaba el área de De Sanctis, pero faltaba crear más peligro. El primero en hacerlo ha sido Markel Susaeta en el minuto 10, pero la salida de De Sanctis ha evitado el gol cantado.

En la hora del Sevilla, han sido diez los minutos álgidos de los de Jiménez con dos opciones y un protagonista, Jesús Navas: en el minuto 17 ha chutado siendo su disparo repelido por Iraizoz y en el minuto 25, en un contragolpe con cuatro sevillistas frente a dos defensores rojiblancos, Alves ha elegido la peor opción y ha pasado a la derecha a Navas en vez de a la izquierda a un desmarcado Diego Capel.

Acostumbrados quizás a que el Athletic, pese a no ganar, alargara en otros partidos su dominio hasta el ecuador del partido, el equilibrio llegaba demasiado pronto, pero era un espejismo. En el minuto 27 Koikili ha robado un balón en el centro del campo, ha enviado a David López y éste enseguida ha metido un pase en profundidad que Yeste ha elevado a la primera ante la salida de De Sanctis. Y ahí se ha acabado el Sevilla, quien no ha sido capaz de reaccionar ni con once, y menos aún con diez, porque las bajas y la acumulación de partidos pasan factura a todos sin excepción. El partido era unidireccional y Aduriz casi aprovecha una penetración de David López en el minuto 32, aunque la mejor arma ha sido saber marcar el ritmo del partido según convenía, algo que en otras ocasiones se ha echado en falta.

Para entonces ya estaba lesionado el reincorporado Iraizoz, si bien Aranzubia no ha ingresado en el campo hasta el minuto 42, siendo recibido de un modo más acorde a lo que es un jugador de casa, independientemente de su nivel de acierto en el césped.

En la segunda mitad, también obligado, ha cambiado el Sevilla al iniciar Adriano el partido en lugar del lesionado Crespo. El cambio más aparente ha sido el trueque de bandas entre Capel y Navas, que a decir verdad no ha tenido excesiva influencia, ni en el juego, ni en el tiempo, ya que enseguida cada uno ha vuelto a sus orígenes. Para empeorar el panorama visitante Escudé ha querido tomarse la justicia por su mano tras un forcejeo anterior con Aduriz y su salto codo en ristre ha sido interpretado como cartulina roja. Un nuevo paso atrás, también en el campo ya que Poulsen se ha colocado de central y Renato ha bajado a la medular. Para completar la reorganización Juanjo ha entrado por Chevantón y Duda por Diego Capel. En vano.

Hasta el momento de la expulsión es de recibo reconocer que el Athletic no había hecho daño alguno en la reanudación y lo más positivo era que tampoco pasaba apuros y manejaba bien la contienda, pero el Sevilla no deja de ser un equipo con calidad y experiencia y no hubiera sido la primera vez que habría obtenido óptimos resultados en inferioridad numérica. Además, Orbaiz, lesionado, dejaba su plaza a Muñoz en el minuto 60. quedaba, por lo tanto, aún un trecho difícil.

Aduriz no ha podido hacer el segundo en el minuto 61 al cruzar el balón en exceso y ha podido marcar en el 68 tras un buen pase interior de Yeste, ha solicitado penalti al encarar, y superar, al guardameta, Poulsen ha sacado el balón bajo palos, pero Susaeta, atento, ha empujado a la red el dos a cero. Todo bajo control. Aduriz no ha cejado en su empeño y en el 71 ha preferido controlar con el pecho en vez de rematar de cabeza. Quien sí lo ha hecho Iraola en el 74 y el propio Aduriz en el 79 tras buena jugada previa protagonizada por Iraola y López.

¿Y el Sevilla? Un par de opciones, ya con 2-0, un disparo fuera de Duda cuando estaba solo en el área en el minuto 76 y un disparo alto de Maresca en el 78. Los rojiblancos han sabido adormecer el partido y lo han llevado sin sobresalto alguno hasta el pitido final.

Señalar para finalizar que el Athletic ha realizado partidos similares durante la presente temporada, pero le ha faltado rematar la tarea con goles o una pizca de suerte. Ante el Sevilla nuestro equipo ha hecho menos ocasiones en los momentos calientes del partido, pero ha tenido mejor puntería, ambos goles han llegado de jugada, en espera de que funcione la estrategia. Mientras tanto sigue una interesante media de goles en contra, uno por partido, en el ecuador de la competición. Ya era hora, sí, de celebrar un triunfo casero, pero en el día en el que el equipo se ha acostado noveno sería interesante recordar que queda mucho trabajo por delante. Mientras tanto, la Copa nos ofrece un nuevo e inaplazable reto en el Lluis Companys.