El capitán se lleva un grandioso homenaje en su despedida del Athletic tras 16 años de militancia, en un partido en el que la derrota ante el campeón pasó a ser una anécdota
San Mamés se puso a los pies de un león eterno. Oscar de Marcos, un capitán de leyenda, queda en el santoral como un mito del Athletic Club, con 573 partidos en 16 temporadas, tres títulos, el segundo futbolista con más finales. Se marcha el futbolista generoso con la Copa que levantó junto a Iker Muniain, dejando a sus compañeros en Champions, con el sueño roto de quedarse a las puertas de la final europea en La Catedral, después de una trayectoria espectacular en la vuelta a los torneos continentales.
De Marcos fue coreado, manteado por sus compañeros, dio la vuelta al campo con clase… Todo ello después de ceder el testigo del brazalete a un emocionado Iñaki Williams. Lágrimas a toneladas en las tribunas en las que se apostará desde agosto como un aficionado más. El mito de Laguardia tiene para celebrar y disfrutar de su vida.
La derrota por 0-3 ante el campeón FC Barcelona, al que los leones hicieron pasillo antes de que se le devolviese al capitán rojiblanco, pasó a ser una anécdota por la intrascendencia de los puntos. Un cuarto puesto con 70 puntos, aguantando las embestidas del pujante Villarreal de Marcelino. El equipo ha crecido y San Mamés se lo pasa en grande con él.
De hecho, arrancó valiente en el partido, con un gol de cabeza anulado a Unai Gómez por fuera de juego, e incluso otra gran acción de Nico Williams con un disparo arriba. Sin embargo, el campeón se tomó muy en serio el choque y Lewandoski marcó dos goles, uno con gran clase y otro de oportunista. En el primero, picó una gran pelota tras un servicio medido de Fermín, y en el segundo puso la pelota en las mallas de cabeza desde el segundo palo. Justo antes, Unai Gómez había tenido el empate.
Hizo daño el doble tanto al Athletic, que sin embargo, pudo acercarse después de una acción en la que De Marcos presentó a Maroan ante Iñaki Peña. Cubarsí le robó el remate franco. El polaco quería más para acercarse a Mbappé al Trofeo Pichichi, pero los leones cerraron mejor sus filas. Apenas hubo una parada de Simón a Lamine Yamal y el penalti del final señalado por el VAR que mandó Dani Olmo para hacer el 0-3. Lo más cerca del gol que estuvo el Athletic fue un remate en propia puerta de Cubarsí que Peña desvió al larguero. La gran emoción de la despedida merecidísima del público, devolviendo en aplausos toda su generosidad al gran De Marcos, se puso por encima. El Athletic ha realizado una sobresaliente temporada y su afición está encantada con ello.
