Athletic Club

Los cadetes abren un ambicioso ciclo en La Salle

Los cadetes abren un ambicioso ciclo en La Salle

Dos razones han impulsado al Athletic Club a poner en marcha una iniciativa arriesgada y…

Dos razones han impulsado al Athletic Club a poner en marcha una iniciativa arriesgada y ambiciosa a partes iguales y que consiste en escolarizar a la mayoría de sus jugadores cadetes, que militan en el equipo de Liga Vasca, en un mismo centro educativo, concretamente en el colegio La Salle en Deusto (Bilbao).

La primera de las motivaciones para adoptar la citada medida, la ineludible necesidad de aumentar las cargas de trabajo en el proceso de formación de jugadores para la elite y, la segunda, paralelamente a lo anterior y de la mano de los conceptos que hacen referencia al alto rendimiento, la necesidad de tener un mayor control de la vida del jugador, lo que redunda en más exigencia e implica, además, que la educación no sea un ente ajeno a la formación deportiva.

‘Hay que aumentar las cargas de trabajo en el proceso de formación de jugadores para la elite’

La SallePara conocer la génesis del proyecto, sus pros, sus contras, la realidad actual y un balance inicial desde todos los enfoques, hemos hablado con Luis Solar, coordinador de Lezama, Koldo Asua, responsable de captación, María Ruiz de Oña, responsable del área de psicología y Juan José Otegi, director de La Salle. Cada uno en su ámbito se muestra optimista después del paso dado. Todos valoran positivamente la respuesta de padres y jugadores, dejando claro que sacrificio y alto rendimiento son dos conceptos que van de la mano y que todos los estamentos implicados se deben adaptar, y de hecho así lo están haciendo, a la nueva situación.

¿Cómo se ha llegado al acuerdo con La Salle?
El proceso no ha sido fácil, relata Luis Solar, ‘anteriormente ya se habían hecho intentos. Por ejemplo Txema Noriega lo intentó la temporada pasada con el Colegio Trueba, pero no fue posible. En esta ocasión se produjo una confluencia de intereses, ellos acudieron a nosotros y nosotros teníamos esa necesidad. En su favor, hay que decir además que poseen unas magníficas instalaciones con gimnasio y polideportivo y que a escasos minutos del centro educativo tenemos el campo de Etxe Zuri, municipal, que administra Bilbao Kirolak y donde nuestros jugadores se entrenan por la mañana cuatro días a la semana lo que hace un montante de ocho sesiones a la semana, que son consideradas suficientes por nuestros entrenadores y fisiólogos, aunque siempre existe la posibilidad, si así se estima oportuno, de completar diez sesiones’.

Un proyecto ambicioso a medio y largo plazo
La SalleEl de esta temporada es sólo el embrión de un proyecto más ambicioso que se desea completar en dos o tres años, dependiendo de la evolución de la experiencia actual y que englobaría un total de 60 jugadores, divididos en tres equipos. ‘Se podría completar el año que viene, pero quizá sea a tres años vista, dependerá del balance que hagamos de esta experiencia. Los cadetes de ahora pasarían a ser juveniles de primer año y estudiarían primero de Bachiller y entrarían nuevos cadetes a cuarto de la ESO. Un año más tarde completaríamos el ciclo con los juveniles de segundo año en segundo de bachiller, los cadetes en primero de bachiller y una tercera hornada de cadetes en cuarto de la ESO’, afirma Solar.

En resumen, los jugadores se quedan a las puertas de la universidad, es un ‘paso decisivo’ porque toda la vida estudiantil gira en torno al deporte y es el propio Athletic Club quien sufraga los costos de la educación de sus futbolistas.

Lo mencionado anteriormente implica que habrá que redondear el proyecto con una óptima gestión de los recursos humanos, ya que al incorporarse más equipos se necesitará, lógicamente, multiplicar las atenciones.

La necesaria adaptación
La SalleMaría Ruiz de Oña, psicóloga del Club, reconoce que a corto plazo se vive un período de cambio y, por consiguiente, de adaptación para todos: ‘Los mismos jugadores se conocen en otro lugar dándose paso a otro tipo de relaciones/no relaciones, unos nuevos hábitos, más ‘roce’.

El éxito de la experiencia depende, en buena medida, ‘de los que somos responsables de gestionar y mejorar el período de adaptación. Hay que ayudar al jugador y al estudiante’.

Se habla de sacrificio y exigencia, pero una de las facetas más positivas, destaca Ruiz de Oña, ‘es que al jugador le ofreces otro centro, otras vivencias, otros compañeros y compañeras’.

Una experiencia novedosa que no lo será tanto de cuajar: ‘A más largo plazo se diluirán en la normalidad. No podemos olvidarnos que al ser el Athletic van a estar más mirados y eso puede influir en un doble sentido: mayor apertura o mayor cerrazón’. Entra el Athletic en escena, lo cual no es una cuestión baladí teniendo en cuenta el arraigo social y la trascendencia no sólo mediática de nuestra entidad en Bizkaia.

¿Estudio versus alto rendimiento?
La SalleCompatibilizar el estudio con el alto rendimiento es un trabajo de concienciación, ‘se necesita un cambio de creencias’, destaca María Ruiz de Oña.

Una tarea dilatada en el tiempo, ya que nos remontamos a 1996. Hace ya más de una década que empezaron a funcionar en Lezama las denominadas salas de estudio y se empezó a fomentar el poder compaginar entrenamientos y libros. Se combate la idea equivocada de que, una vez llegados a juveniles, los jugadores de un club de elite como el Athletic tienen ya un porvenir garantizado en el mundo del fútbol, al menos en lo crematístico. Se persigue que de abandonar el estudio, el jugador lo haga lo más tarde posible en el tiempo.

Investigaciones sobre experiencias similares, es decir, deportistas en centros educativos, nos indican, apunta Ruiz de Oña, ‘que aumenta el rendimiento deportivo, se mejoran las relaciones familiares, se optimiza el rendimiento académico y es una experiencia enriquecedora en líneas generales. Se puede mejorar más o menos en alguna de las facetas mencionadas, pero nunca se empeora’.

‘Aumenta el rendimiento deportivo, se mejoran las relaciones familiares, se optimiza el rendimiento académico y es una experiencia enriquecedora en líneas generales’

Un día en las aulas y en los campos
La SalleLa jornada tipo comienza a las ocho de la mañana para nuestros jugadores, frente a las nueve del resto. Tras una hora de clase llega el tiempo para el primer entrenamiento, alimentación y recreo o recuperación de horas de estudio.
Antes del mediodía el ritmo de estudio coincide con el del resto de alumnos, al igual que sucede tras la comida, aunque a las cinco de la tarde las tareas académicas continúan para los cadetes durante una hora más tres días a la semana con las 30 horas lectivas en el horizonte. Todo ello antes de coger el autobús que les llevará a Lezama donde se entrenarán cuatro veces por semana en horario vespertino.
De los 20 jugadores de la plantilla 16 estudian en el centro y uno más lo hará seguro durante la temporada que viene. De todas formas durante la semana son 17 los jugadores que participan en la sesión matinal y en muchos casos 18. Los veinte al completo, por supuesto, lo hacen en la vespertina que se celebra en Lezama.
A continuación reflejamos un calendario semanal tipo al que habría que añadir las habituales sesiones de entrenamiento vespertinas en Lezama:



Las materias desde la lengua
En cuanto al reparto lingüístico por materias y horarios sería el siguiente para las preceptivas 30 horas semanales:
En euskara 14 horas, repartidas así: Matemáticas 3 horas, Gizarte 3 horas, Euskara 4 horas, Tutoría 1 hora y Química 3 horas.
En castellano 13 horas, repartidas así: Lengua Castellana 3 horas, Ética 1 hora, Formación religiosa 2 horas, Tecnología 3 horas, Educación Física (sustituida por fútbol) 2 horas y Fisiología del Esfuerzo 2 horas. Solar señala que en las asignaturas optativas están incluidas por indicación del Athletic, Fútbol así como Anatomía, Fisiología y Fisiología del esfuerzo, éstas dependiendo del curso.

‘Se imparten semanalmente 14 horas en euskara, 13 en castellano y 3 en inglés’

En inglés se imparten 3 horas semanales.

Según señala Juan José Otegi, ‘pese a todo nos ha supuesto un desafío importante. Había que ofrecer una propuesta adecuada a los padres y conciliar, dentro de ella, los modelos lingüísticos diferentes. En La Salle tenemos un modelo B potente. Además la nota media de nuestros alumnos en selectividad es de un 7’88, mientras que la media de los que acceden a la Universidad es de 7,38’.

Un grupo nuevo
La Salle‘Se ha formado al fin y al cabo un grupo nuevo, en un entorno novedoso, que hasta el momento ha acogido la idea con agrado y satisfacción. Ellos y sus progenitores’, señala Koldo Asua. Surge otra pregunta: ¿Cómo han sido recibidos? Otegi afirma que ‘bien, con la lógica sorpresa inicial y extrañeza por el hecho de ser un grupo que tiene un horario diferente. Se generan una serie de expectativas y lo fundamental es que se integren en el grupo con el resto de estudiantes porque llevan una vida académica al margen del fútbol. Son los chavales los que se tienen que adaptar a La Salle, como en su día se tuvieron que adaptar a sus centros. Es para ellos un esfuerzo importante porque les obliga a organizarse y se tienen que concienciar de que es duro, de que es un esfuerzo supletorio con horarios de clase a desmano para completar las 30 horas semanales y recuperar tiempos de estudio y exámenes durante las horas que para otros son de recreo o descanso’.

La Salle‘Los padres -continúa- están satisfechos, al fin y al cabo no deja de ser una opción que ellos han elegido. Los padres de La Salle sí preguntaron al principio, pero simplemente con un espíritu informativo’. Cada quince días reuniones de control para valorar la evolución de los jugadores.

‘Es para ellos un esfuerzo importante porque les obliga a organizarse y se tienen que concienciar de que es duro, de que es un esfuerzo supletorio’

Se barajó en su momento la posibilidad de hacer una clase sola para los cadetes del Athletic. Una vez analizados los pros y los contras se decidió que ‘era bastante mejor que se fundieran en el resto, es más socializante y no podemos crear un ghetto y dejar a los chavales fuera de un hábitat natural’.