RC Deportivo - Athletic Club
Jornada 12
Liga

RC Deportivo - Athletic Club

RC Deportivo
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31
Athletic Club
Athletic Club
  • 43' Verdú (p.)
  • 94' Guardado
  • J.Martínez 71'

UbicaciónRiazor , A Coruña

Decepción en Riazor

El Athletic cayó derrotado en Riazor en un partido extraño, abierto, y en el que…

Athletic Club

El Athletic cayó derrotado en Riazor en un partido extraño, abierto, y en el que volvió a ser víctima de su fragilidad defensiva. Si bien es cierto que el tercer tanto de los hombres dirigidos por Lotina llegó en una contra letal, ya en el descuento, y con los rojiblancos buscando a la desesperada la portería de Aranzubia, también es reseñable el hecho de que el desproporcionado número de goles encajados por nuestro equipo provoca que el propósito de sumar alguno de los puntos en juego adquiera una dimensión épica.

Tras los consabidos momentos iniciales de tanteo, el Depor, no muy agresivo a la hora de hincarle el diente a Iraizoz, se encontró con uno de esos goles que están lastrando, con toneladas de dificultades, el caminar liguero de la tropa de Caparrós en esta temporada 2008/2009. Un golpe franco excelentemente ejecutado por Verdú encontró una respuesta de idéntica calidad en una mano de Iraizoz, cuyo despeje cayó a los pies de Zé Castro quien, sin la oposición que se supone debe realizar un equipo dentro de su propia área, dio las gracias educadamente y puso el 1 a 0 en el luminoso y la alegría en la aterida parroquia gallega.

Sin embargo el Athletic no se resignó a suerte y en un corner (estimen el toma y daca registrado en la primera parte: hubo un total de 11 saques de esquina, 5 a cargo del foráneo y 6 para el propietario del campo) a Llorente le hicieron uno más de esos penaltis que padece un domingo sí y otro también, acción que Meuto vio y cobró. Es más que probable que esta crónica fuera bien diferente si Aranzubia (sí, ese Aranzubia) no hubiera sacado a córner con agilidad el lanzamiento de Andoni Iraola. Cosas del fútbol que, por bien diferentes razones, ambos habrán rebobinado unas cien veces en su cerebro esta noche.

La cosa se antojó ya casi de misión imposible cuando una contra deportivista terminó con una entrada de Amorebieta sobre Bodipo que evidenció lo excelentemente coordinados que están los conjuntos arbitrales de nuestra liga de las estrellas. Mejuto indicó saque de esquina sin titubear, mientras el línea, situado a una distancia más que considerable del suceso, y con una vista merecedora de ser analizada como prodigio de la naturaleza, se fue corriendo hacia el área en busca de su minuto de gloria. Sin entrar a juzgar la posible punibilidad de la acción, el sainete de los de amarillo resultó un punto tragicocómico. La diferencia estribó en que Verdú la puso dentro dejando las cosas en un cómodo resultado para los de casa a sólo un suspiro del intermedio.

En el descanso Caparrós entendió que la situación se abocaba al fracaso, salvo giro radical de los acontecimientos. Ingresaron en el verde Etxeberria y Ion Vélez, los sacrificados fueron Garmendia y David López, a intentar ponerle al espectáculo un punto de incertidumbre a través de un tanto. Mientras, los gallegos interpretaron de otra manera el libreto y estimaron que era el momento de dejarse querer a la espera de un contrataque que noqueara definitivamente al rival, confiados en la notable calidad y rapidez que atesoran Lafita y Guardado. Fue un error de cálculo, o jugar con fuego, si lo prefieren, porque los blanquiazules cedieron tantos metros a su oponente que olvidaron la llegada de Javi Martínez que acudía ansioso desde posiciones de media punta a buscar un buen centro de Orbaiz y lo impulsó con determinación a la red abriendo otra vez el partido. Porque el Athletic, con mucha más voluntad que acierto, y así hay que reflejarlo, pareció convencerse de que había una posibilidad, ya no tan remota, de salir airoso del envite.

Y es que en los últimos minutos del encuentro, el Deportivo, notablemente nervioso (tarjetas amarillas a Guardado, Zé Castro y Verdú,en los minutos 85, 87 y 90, respectivamente), vio tan cerca el temido empate como la posibilidad de sentenciar por la vía rápida. Y el 2-2 se escapó en el minuto 84, cuando un barullo en el área local fue tan bien resuelto por Fernando Llorente que los valientes aficionados que osaron desplazarse hasta A Coruña desafiando la distancia y los elementos climatológicos, se aprestaban a cantar el gol…hasta que la suerte, cruel, enviara el cuero sobre la espalda de Javi Martínez en un lance determinante que dictaminó quien iba a llevarse los puntos en subasta.

La contra de cuatro contra dos en la que Guardado fusilara a Iraizoz en el 94 resultó una simple anécdota que Llorente y Martínez contemplaron desde el otro extremo del terreno de juego mesándose el cabello y maldiciendo aún el infortunio vivido apenas unos minutos antes. La triste imagen de lo que pudo ser y nunca ya será. No se hubiera estimado como injusto por quienes presenciaron la cita un reparto de puntos, pero (aspectos defensivos al margen) en este bendito y maldito juego nunca le viene nada mal al necesitado un guiño cómplice de la diosa fortuna, aunque ya se sabe que ésta, interesada ella, suele preferir coquetear con quienes atraviesan por buenas rachas.

Así las cosas, y tras el rearme anímico que supuso para los ‘leones’ el triunfo cosechado ante Osasuna, el equipo ha vuelto a toparse con la dura realidad clasificatoria. El domingo, al amparo de San Mamés, el Athletic vuelve a disputar otra ‘final’ frente al Numancia soriano, un partido en el que se antoja ya imperioso obtener tres puntos tan necesarios como balsámicos.