Athletic Club - RCD Mallorca

Athletic Club 2 Mallorca 1

El Athletic no realizó un buen partido. Es cierto. Quizás el reparto de puntos entre ambos contendientes hubiera sido más ecuánime o más acorde con lo que en sí resultó el desarrollo del encuentro. Es muy probable también que así lo hubieran entendido los miles de espectadores que se dieron cita en San Mamés y la pléyade de aficionados que siguió el partido a través de la televisión.

Resultaría una hipótesis más que asumible, se antoja hasta razonable. Sin embargo, la realidad dictó un veredicto diferente: una victoria balsámica, tres puntos más en el zurrón y la sensación de que todo es posible pese a no jugar excesivamente bien. Entrega, valor y coraje expuso el Athletic como argumento, el resto fue cosa del RCD Mallorca.

Volvía Aduriz a la que fue su casa y vivió la frustración propia de quien padece una de esas noches en las que quiere y no puede. El ariete donostiarra no supo aprovechar ninguna de las cuatro diáfanas ocasiones de las que dispuso. La grada, sabia, le dedicó una cariñosa ovación en el inicio para ver posteriormente encogido el sentimiento a cada remate fallido del punta, quien se planteará sin duda lo que pudo ser y no fue.

Los bermellones, ayer de blanco, desplegaron un juego bonito y alegre durante casi una hora de partido. Y metieron el susto en el cuerpo a un Athletic generoso en lo físico, trabajador en la presión, y solidario en la brega, mas limitado en ideas. Echó de menos el equipo a un Fernando Llorente en plenitud. El delantero navarro paso una horrible noche víctima de una inoportuna gastroenteritis. Su compromiso para con el equipo, esa decisión de salir al escenario aun sabiendo de sobra que su actuación tenía hora de caducidad, le honra. Toquero, Del Olmo, y David López, reactivaron a un conjunto confundido ante la mayor prestancia del rival.

La excelente racha de los isleños, ni más ni menos que siete partidos sin conocer la derrota, no sonaba a ninguna broma y los pupilos de Manzano demostraron de forma palmaria que conforman un conjunto muy competitivo en la primera división. Abrió el partido Fran Yeste transformando, con algunos seguidores todavía accediendo a San Mamés, un claro e inocente penalti que sancionó correctamente Mejuto. Tras 25 minutos de iniciativa local, los mallorquines tomaron el mando. Se palpaba en el desarrollo del juego que antes o después iba a llegar lo no deseado. Tras una batería de ocasiones, perfectamente concebidas y pésimamente ejecutadas, Jurado estableció la igualada en el tanteador.

Se proponía otro encuentro y el asunto no pintaba nada claro para los rojiblancos. Pero el fútbol, unas veces por suerte y otras por desgracia, sigue siendo un juego. Tanto que la fortuna dispuso que Andoni Iraola despejara bajo el larguero un gran testarazo (sí, otra vez de Aduriz) que casi se percibió en San Mamés como posible certificado de dolorosa derrota, a que en la inmediata galopada de David López, pusiera la guinda Javi Martínez tras una poderosa llegada desde la zona ancha para batir al recién ingresado Lux con un toque tan sutil como acertado. Liberó la tensión el socio con el encuentro, y más de uno de los protagonistas del mismo, casi agonizando.

El Athletic suma ya 34 puntos. Obviamente, no queda más remedio que pensar ya en el próximo domingo. A las 5 de la tarde, en la vieja Iruña, el Athletic se juega buena parte de sus opciones ligueras. La tranquilidad, la vacuna contra la malsana y entendible ansiedad por llegar sano y salvo a la meta liguera antes de afrontar el gran sueño, pasa por lograr un buen resultado ante los hombres que comanda José Antonio Camacho.