Athletic Club - RC Recreativo

El Athletic Club ha derrotado (2-0) al Recreativo de Huelva en la ida de los dieciseisavos de final de la Copa y ha dado un paso importante para poder estar en los cuartos. Ion Vélez y David López, ambos en el primer período, han sido los autores de los goles. Los rojiblancos han sido superiores durante la mayor parte de la contienda y quizá por eso al finalizar el partido la sensación reinante en el vestuario y las tribunas de San Mamés era la de lamentar la pérdida de una oportunidad para dejar sentenciada la eliminatoria. En cambio, lo positivo y por ahora tangible es que se ha terminado la mala racha de resultados adversos y que el equipo no ha encajado goles. Al fin y a la postre, un resultado que cualquiera hubiera firmado antes de disputarse el partido de ida.

Los dos conjuntos han saltado a San Mamés con numerosos cambios respecto a la última jornada de Liga y con el rabillo del ojo mirando a la siguiente. De los once que saltaron como titulares al Santiago Bernabéu cinco han repetido en nuestras filas y otros tantos en las del Recreativo comparándola con la alineación ante el Valencia. Un dato interesante porque al ser del mismo Bilbao más de uno comentará, publicará y dejará caer la idea de que el Recreativo venía con el equipo B o a pasearse, sin reparar en que la Copa es una competición con un calendario que hace casi inevitables las rotaciones.

El Athletic Club ha querido ofrecer un partido de ritmo vivo a los aficionados que, desafiando tendencias e inclemencias del adelantado invierno, han llenado más de la mitad de San Mamés. Así las cosas, con menos apreturas que en la Liga, han llevado la iniciativa y creado las primeras ocasiones, como por ejemplo un chut de Ion Vélez repelido por Lamas y un disparo de Iraola atajado por Roberto. Enfrente estaba un equipo con un similar 4-4-2, pero aún más romo en ataque. El partido ha entrado en una fase de trabajo soterrado en la que el Athletic ha ido minando la rival hasta encontrar el punto de inflexión y a partir de ahí el monólogo ha sido rojiblanco hasta el descanso.

En el minuto 24 Ion Vélez ha solicitado un penalti que no lo parecía aunque el colegiado haya hecho ademán de pitar y, el mismo Ion, ha inaugurado el tanteador ocho minutos después al bajar y rematar, con la izquierda, un centro de Iraola desde la derecha. El tramo más difícil, superar la resistencia onubense, estaba hecho. A partir de ahí el Athletic ha creído en sus fuerzas. Una internada de Iraola ha sido cortada con la mano por un defensor en el minuto 35, aunque los intentos locales llegaban por las dos bandas y además aprovechaban a la perfección los balones largos bajados por Llorente. En uno de ellos la falta al borde del área ha servido para que David López persevere con la saludable tradición de marcar de falta directa en Copa. Era el minuto 41, pero antes del caldo en el vestuario nuestro equipo ha sido consciente de que podía sentenciar la eliminatoria. En el 44 una buena jugada entre Iraola, Ion Vélez y Susaeta ha culminado con un centro de éste que no ha podido rematar Llorente al ser agarrado y en la prolongación David López, llegando desde atrás, ha enviado alto desde la frontal del área.

Esa sensación de poder aumentar la ventaja se ha visto acrecentada al poco de reanudarse la contienda cuando Ersen Martin ha visto la tarjeta roja directa. El efecto, en cambio, ha sido contraproducente, porque salvo un primer cuarto de hora decente con opciones de Koikili y Javi Martínez, el Athletic ha percibido la debilidad del rival, tanto que casi lo paga caro en la recta final del choque.

Han empezado los cambios, todos de los denominados hombre por hombre, que han ralentizado el ya de por sí cansino ritmo (Joselito y Jesús Vázquez por Akalé y Javi Fuego con Del Olmo por David López) y sólo podemos destacar el enésimo centro de Iraola al que por poco no ha llegado Llorente en el minuto 69.

Muñoz ha reemplazado a Javi Martínez en el minuto 74 y Alcaraz ha preferido quedarse como estaba al introducir a Pablo Oliveira en lugar de Marco Rubén. Por el contrario, se ha topado con los desajustes del rival y los nervios transmitidos como la pescadilla y su cola entre campo y grada para, sin crear peligro palpable jugar con la amenaza de un gol que cambiara la tonalidad de la eliminatoria.

Felizmente no se ha encajado gol alguno y la ventaja obtenida es buena de cara al partido de vuelta. A lo anterior habría que añadir el refuerzo moral, después de tanta derrota consecutiva, antes del partido del sábado, pero cada cosa a su tiempo.