Athletic Club - Real Sociedad

¡Que bote San Mamés! Ese cántico, recuperado en el tiempo, ha servido para celebrar la arrolladora victoria del Athletic de Marcelino en el derbi por 4-0 a la Real Sociedad, que se ha visto impotente para frenar a los desmelenados leones en una segunda mitad rojiblanca de ensueño. La mejor medicina para seguir en la lucha por Europa. Fueron cuatro goles en veinte minutos de fútbol total rojiblanco.

Los bilbaínos hicieron dianas de todos los colores tras el descanso. Anotaron en dos córners, en un fulgurante contragolpe de tiralíneas y en una acción de habilidad final que premió a Muniain para cerrar la noche. Un Iker al que Remiro había detenido un penalti con 0-0, una jugada que pasó de supuestamente clave a anecdótica.

Los de Marcelino fueron madurando el choque ante un rival que especulaba quizás ante la prevención de lo que le podía venir encima. Hasta el minuto 28, en el que el VAR avisó de una mano en el área de Silva a tiro de Williams, no había pasado gran cosa. Fue ahí cuando llegó el penalti en el que Muniain no engañó a Remiro. Apenas hubo otro disparo de Yuri, despejado por el meta de Cascante. Simón vivía y vivió su noche más plácida.

El Athletic salió con el turbo puesto tras el descanso, en el que los cuatro goles pudieron ser hasta más. Avisaron Berenguer, de cabeza, e Iñaki Williams. El 1-0 se hizo esperar hasta el minuto 68, ya con Vencedor de regreso tras su lesión. Llegó en un córner de Berenguer impecablemente cabeceado desde el segundo palo por Vivian. Sancet estaba absolutamente dulce y marcó su sexto tanto de la campaña cuatro minutos después, en un saque de esquina de Muniain desviado con su pierna derecha desde el primer palo.

El 3-0 fue de exposición. Una salida en estampida del Athletic, con Sancet, Berenguer y Williams, que depositó la pelota en las mallas a puerta vacía. Y cayó el cuarto en el 88’, cuando otra vez Oihan sacó su clase para habilitar a Muniain. Iker no perdonó. La Real, un rival difícil, acabó entregada. Tres puntazos para creer en Europa y un homenaje futbolístico merecidísimo a un gran mito como Mauri, por quien se guardó un solemne minuto de silencio. Toca visitar el Camp Nou.